La madre de una niña de cinco años me contaba que su hija siempre había sido muy buena, nunca había dado ningún problema, pero que se negaba a ir al colegio. 

–Eso es normal –le contesté yo. 

–No, no lo es. Se enfurece. No es su conducta habitual, no da nunca ningún problema. No la reconozco. No sé manejarlo. 

Estuvimos hablando un rato sobre su hija. Había sido una niña muy deseada. Los padres y los abuelos se alegraron mucho de su nacimiento. Era la única niña de la familia.

Seguimos hablando, y la mujer me explicó que su hija, antes de cumplir los dos años, ya no podía llorar. La madre veía cómo la niña hacía pucheros, intentando llorar, pero no salían las lágrimas.

–¿Qué explicación le das a eso? –pregunté.

–Lo he pensado mucho. La queríamos todos tanto, que en cuanto ella lloraba, toda la familia volcaba su atención hacia ella, procurando que no tuviera ningún disgusto. Siempre tuvimos todos la mejor intención, pero hoy pienso que quizás ella lo interpretó como que no tenía derecho a llorar. Que era mejor desconectar de su posible disgusto y no llorar. No lo sé. ¿Nos equivocamos?

 

Ser es más importante que hacer o tener.

He expuesto este caso porque el abuso emocional no tiene que ver con culpa. Personas que tienen un concepto restrictivo de lo que tiene que ser no pueden dar permiso para algo que ellas mismas no han aceptado. Si se aceptara el llorar como una parte de la vida emocional, esta familia habría podido darle al bebé la opción de llorar cuando tuviera alguna molestia. Sin angustia, ni nerviosismo. Aceptar el hecho de que un bebé llore es parte de la vida. Siempre y cuando lo material esté cubierto, por supuesto. Aceptar que el niño es como es y no como tendría que ser es el mejor regalo que se le puede hacer a un niño. El permiso de Ser. Sin que tenga que hacer nada y que conseguir nada. Sólo Ser.

El abuso emocional infantil tiene que ver con NO permitir la expresión de los sentimientos del niño. 

 Así como el blanco es la suma de todos los colores, el amor es la suma de todas las emociones. Neale Walsch. 

 

¿Qué ocurre si al niño no se le permite enfadarse, no se le enseña a manejar la tristeza, no se le muestra qué hacer con la envidia y a gestionar el miedo?

El niño cierra la puerta a sus emociones: eso es la base para la anestesia emocional

 

¿Cómo será el adulto que ha vivido de niño el odio, la envidia y el menosprecio de las personas que le cuidaban?

La reacción al odio, envidia y menosprecio son: ira, tristeza, dolor y frustración. 

Ese es el material explosivo que queda almacenado inconscientemente. Yo viví en Colonia, Alemania. Se calcula que en la ciudad quedan enterradas unas 150.000 bombas que no estallaron en la 2ª guerra mundial. En el año 2019 se evacuaron 20 veces barrios en los que se había encontrado alguna bomba. Un equipo especializado se encargaba de desactivarla. 

Eso es lo que ocurre con el enfado y la tristeza que se quedaron acumulados. Son las bombas que no estallaron que producen explosiones emocionales por nimiedades cuando el niño es adulto. 

 

¿Qué ocurre cuando al niño se le minusvalora y se frena su capacidad de hacerse independiente?

El adulto tiene la creencia de que es incapaz. No puede hacerle frente a los problemas y se ahoga en un vaso de agua con ansiedad y angustia. Está convencido del trío de creencias limitantes:

  • NO puedo.
  • NO sé.
  • NO merezco.

Todo ello es base para el síndrome del impostor. 

En resumen: 

Sin permiso de sentir lo que se siente, se coarta la libertad y la capacidad del niño. De adulto, se ha interiorizado esa perspectiva de las emociones y se vive una vida a medias. Hay que rescatan al niño interior, hacerse cargo de él y comenzar una nueva relación con la parte que sueña, juega y se lo pasa bien experimentando riesgos. 

 

Síntomas de haber sufrido Abuso Emocional en la infancia

Si tienes varios síntomas de los mencionados en esta lista, es probable que hayas sufrido Negligencia o Abuso Emocional cuando eras un niño. Cuando eres adulto, se manifiesta con: 

  1. Una gran sensación de vacío y tristeza de difícil explicación. 
  2. Baja autoestima: la creencia de no ser lo suficientemente bueno (síndrome del impostor). 
  3. Duda constante de ti mismo. Inseguridad ante cualquier decisión. 
  4. Picos de angustia y ansiedad ante cualquier dificultad. Sensación de ahogarse en un vaso de agua. 
  5. Explosiones emocionales. 
  6. Tendencia a la depresión y a mostrarse negativos. 
  7. Tendencia al alcoholismo, tabaquismo, ludopatía y consumo de drogas.   
  8. Tendencia a descuidar al cuerpo: compulsión hacia la comida, que se usa como remedio tranquilizante, lo cual puede llevar a sobrepeso y diabetes.
  9. Relaciones destructivas y conducta sexual de riesgo.
  10. Autosabotaje, la tendencia inconsciente de boicotear el logro de las propias metas.   

 

¿Cómo se cura el abuso emocional infantil en el adulto?

Propongo un modelo con varios pasos:

  • Entender el problema intelectualmente.
  • Expresar los sentimientos enquistados.
  • Vivir el duelo por la infancia que no pudo ser. 
  • Reencontrarse con el niño interior. 
  • Perdonar y perdonarse.
  • Recuperar los sueños incumplidos del niño interior.
  • Definir quién quieres ser en las distintas áreas de la vida: tu Mejor Versión. 

 

¿Cómo sabes si ya has llegado a la meta?

El proceso para sanar puede ser largo. Surgen sentimientos de lamentar haber empezado, de confusión, de pérdida, de querer volver a lo anterior. Entonces es importante centrarse en el objetivo de lo que realmente deseas. Sabrás que has llegado a la meta cuando: 

  • Tengas permiso interno para sentir tus sentimientos.  
  • Reconozcas tus errores, tus recursos y tus capacidades.
  • Seas capaz de comprometerte y cumplas tus compromisos.
  • Seas capaz de estar felizmente solo y te consideres tu mejor amigo.
  • Logres expresar tu intimidad sin ansiedad por el miedo al abandono o a ser ninguneado. 
  • Puedas identificar tus sueños y realizarlos.